En un relato de Jorge Luis Borges se describe El Aleph como "... el lugar donde están, sin confundirse, todos los lugares del orbe, vistos desde todos los ángulos". Pues bien, ésta es una de las mejores definiciones posibles de lo que es Internet: un espacio en el que están contenidas todas las posibilidades.
Con Internet ha pasado lo que con muchos avances tecnológicos radicales. En su fase inicial, la visión sobre sus potencialidades se limita a proyectar imágenes procedentes de las herramientas o las tecnologías anteriores.
Los pioneros del automóvil o del teléfono jamás pensaron que estas novedades tendrían un uso masivo. Entre otras razones, el uso del teléfono se veía limitado por el reducido número de clavijas que podrían operarse de forma manual. En cuanto al coche, se daba por sentado que cada propietario necesitaría un mecánico. La radio fue inicialmente vista como un telégrafo sin hilos, apta sólo para mandar y recibir mensajes breves. En sus comienzos, el ordenador se consideraba una tecnología de utilidad limitada a los Gobiernos y a los grandes centros de investigación. Internet, por su parte, ha pasado en muy pocos años de ser una tecnología concebida exclusivamente para un uso científico y militar a ser utilizada diariamente por centenares de millones de personas y empresas en todo el mundo. Y lo que es, si cabe, más importante: esta difusión creciente de Internet ha venido acompañada de un cambio en la percepción de qué es y para qué sirve, un cambio promovido por los propios usuarios.
Recuperdo:elpais.com/diario/2008/02/03/negocio/1202047407_850215.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario